¿Y tú, de qué tipo de dorsal eres?
«La palabra dorsal está ligada a la competición»…¿Seguro?
Yo te digo que no y déjame explicarte el por qué.
Para algunos atletas es impepinable estar al 100×100 para participar en una carrera. Consideran que está fuera de lugar inscribirse a alguna prueba atlética si no están en su máximo estado de forma, argumentando que para eso están los entrenos. Generalmente es un perfil de atleta que «sufre» tanto por su manera de entender la competición como por el miedo al que dirán «las redes sociales» si su marca al final de la misma no es una nueva mmp.
En cambio hay otro perfil de atleta que tiene bien marcados los objetivos en su calendario atlético, unos en rojo y otros en verde. Para los rojos sabe que toca darlo todo y en los verdes se «relaja» aunque sea una carrera. Simplemente se viste un dorsal como parte de una sesión más de entreno a la que incorpora levantarse antes, desayunar, ir al baño, etc… Lo aprovechan para entrenar todo el importante ritual precarrera, una cuestión nada baladí. Suelen ser atletas que pasan bastante de los “medios de comunicación“ y tienen claro que haciendo esto y corriendo «a medio gas» incorporan un gran entreno a su rutina. Para mí es sin duda el corredor más inteligente y el que suele tener una mejor progresión atlética.
Y por último tenemos al atleta primerizo que se apunta a toda carrera del calendario de la modalidad que sea, acumulando gran cantidad de dorsales en poco tiempo.
Son los que más me cuesta reconducir. Se hace primordial que entiendan que si siguen con esa práctica es más que probable que acaben lesionados y con un largo parón en su actividad.
¿Y tú, de qué tipo de dorsal eres?
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